jueves, 19 de junio de 2008

La cocina de las abuelas

¡¡¡¡Mmmmm!!!! ¡¡¡Mmmmm!!!
¿Quieres más?
Y luego viene el empacho...

Normalmente todos nos hemos topado con una abuela que cocina muy bien, y que encima borda algunos platos. En general son platos sencillos, fáciles de preparar y que no tienen ningún ingrediente secreto, excepto las manos de la cocinera. No es lo mismo haber hecho un plato varias veces durante unos años, que haberlo hecho muchas veces en el transcurso de muchos años. La mayoría de nuestras abuelas hicieron carrera, máster y doctorado de "sus labores". Primero los hijos, sus platos favoritos, luego los nietos y sus platos favoritos, y en algunos casos ahora son los biznietos que repiten sin parar. Bueno, pues cuando me casé a mi me tocó una de estas abuelas de manos maravillosas.

Cuando comes bien, hay una tendencia a preguntar cómo se prepara dicho manjar. Muchas veces a media receta ya has desconectado la grabadora, demasiados pasos, antes muerta que pegarte tal tute en la cocina. ¡Ah!

Pues mi Avia siempre responde: "Pero si es muy sencillo, se hace en un momento, no tiene nada especial". Y es verdad la explicación de la receta es rápida y la memorizas fácilmente. Y el día que te animas a intentar hacer el manjar te explica otra vez todos los pasos, con un cariño que te da la seguridad para lanzarte a hacer platos, que aunque tradicionales tú no habías hecho o visto hacer en tu vida .

Amor a primera cucharada fue el lomo de cerdo con guisantes de l'Avia. Sólo de nombrarlo mi barriga baila de placer. Tras hacer que me lo preparase varias veces mi amadísimo marido y así poder observar, preguntar y sugerir variaciones que obtuvieron enfados como respuesta, un día me animé a hacer mi intento. El resultado fue correcto, y con la repetición ya he llegado a bueno. (Hay que recordar que tengo el listón muy alto.)

La receta original: pasar el lomo por harina, freírlo y reservarlo. En ese aceite hacer un sofrito con una cebolla y un tomate pequeño. Añadir las zanahorias cortadas y los guisantes, volver a poner la carne, tapar con caldo y dejar cocer hasta que la verdura esté lista.

La tarde del martes se presentaba caótica y necesitaba dejar la cena lista por la mañana, compré unos cortes de redondo de ternera que me llamaron la atención y decidí hacer una versión del lomo con guisantes. Al final en vez de usar guisantes decidí aprovechar las verduras frescas que tenía muertas de aburrimiento en la nevera y que de no usarlas corrían el peligro de pasar al olvido y dejar de ser frescas en unos días. Además tenía en la memoria un pollo con guisantes que me quedó horriblemente dulce hacía unas semanas y decidí no arriesgarme a hacer otra pifia en tan poco tiempo.

La versión: salpimentar la carne, pasarla por harina, freírla y reservarla. En ese aceite pochar dos cebollas medianas y un pimiento verde, añadir el tronco de una rama de apio y tres zanahorias todo cortadito en rodajas, salar y dejar que se cuezan un poco en su propia agua. Volver a poner la carne, echar un buen chorro de güisqui y dejar que reduzca, cubrir con las judías verdes, poner la parte con hojas de la rama de apio encima y tapar. Cuando las judías verdes estén medio cocidas añadir un vaso de agua. Dejar cocer hasta que las verduras estén listas. Tiré las hojas de apio, cuya única finalidad era dar más sabor y aroma, pero eso a gusto del consumidor.

Usé güisqui porque tenemos un excedente de botellas, y si no te lo bebes, lo mejor es cocinarlo.

El resultado: un 8,5 sobre 10. Mi hija no quiso comerlo, mi marido se puso enfermo, así que todo todo todo pa mi. Cené el martes, comí el miércoles y volví a cenar el miércoles. Quería hacerle una foto para el blog, pero me lo comí. ¡¡¡Mmmm!!!

1 comentario:

CRIS dijo...

Me encanta cocinar con "güisqui" y al final, las recetas sencillas son las que más hacemos y las que más triunfan, y las repites sin cesar, y nunca te cansas, de esto sabían mucho nuestras abuelas, de encontra la esencia de los platos mediante la síntesis.
Un beso y que gusto pasarse por aquí.